sábado, 11 de agosto de 2012

ESCOCIA – FALDAS CORTAS, EDIMBURGO, GLASGOW.


Apenas abría el sol luego de algunos chaparrones constantes (como fue  costumbre todo los días en el reino unido), y ya comenzabamos la marcha hacia escocia, precisamente Glasgow. Entre verdes espectaculares, suaves ondulaciones, emprendíamos el viaje hacia un nuevo destino. Y como nuevo destino que era debíamos sacar dudas. La primera y mas discutida, ¿Escocia es un país? ¿Que es entonces el Reino Unido? ¿Y la Gran Bretaña? ¿Y que es entonces un país? Y asi pasamos un rato largo entendiendo y intercambiando conocimiento, tan profundamente que hasta llegamos a repasar aquellos conceptos de legal (materia que debimos rendir antes de llegar aca) como sobre lo que era una Nación, un territorio, etc. Fue algo complejo, y hasta el momento cuesta entender perfectamente como se ordena, gobierna, etc el Reino unido, la gran Bretaña e iranda del Norte (me acuerdo de anu mi novia la primera en definir al territorio así)
Pasar de Inglaterra a Escocia no es mas que seguir la ruta. No aparecen grandes signos o señales para identificar que uno esta pisando territorio escocés, no hay gaitas, ni monumentos ni faldas cortas. Pero esto cambió al llegar a Glasgow. Glasgow ya mostraba una cara diferente a las ciudades inglesas. Aparecieron las gaitas y con ellas las polleras escocesas, un combo que solo se puede ver en los artistas callejeros, porque en si la gente no la usa, o por lo menos en el día. Ciudad pequeña, con centro mas histórico convertido en un gran centro comercial, peatonales, comercios, algo de lo que usualmente tienen las ciudades europeas. Allí descubrimos una de las catedrales que valen la pena. La catedral de Glasgow. Historia, arquitectura, mezcla de poderes, dominios diferentes, bombardeos, un poco de todo eso tiene la catedral de Glasgow.
A continuación Edimburgo era el destino del que en lo personal uno tenía mas expectativa, y la ciudad cumplió. En Edimburgo me sentí recorriendo calles como si estuviera viviendo siglos atrás, porque todo parece estar igual, excelentemente conservado. Una ciudad cromáticamente homogénea, con los marrones predominando en todas las fachadas, con pasadizos que fueron utilizados siglos atrás como mercados y comunicación entre una vivienda y otra. Jardines ocultos en el corazón de las manzanas, un castillo enrome, que parece observarte desde donde estés. Edimburgo creo se conserva tan bien, tan fresca, tan auténtica, que atrapa. Creo su tamaño también ayudó a poder contemplar y recorrer la ciudad en tan pocos días. Porque es tan auténtica que sus limites creo siguen siendo los mismos que muchos años atrás, la ciudad no parece extenderse, no parece aumentar sus límites. Así y todo se respira un aire moderno pero no en la arquitectura sino creo mas bien en lo que se vive, creo que uno se da muy cuenta que esta en suelo Europeo, en suelo escocés.
Así pudimos recorrer lugares como el Palacio de Holyroodhouse, la Royal Mile (calle principal y por donde circulaban las mercaderías para entrada al palacio), no faltaron los fis han chips, callejones medievales y las viviendas colectivas del pasado.












No hay comentarios:

Publicar un comentario